sábado, 17 de enero de 2015

Capítulo 7

Thixer Bluedreamer


La silueta continuaba acercándose lentamente, entre los árboles, con aquella tenue y extraña esfera luminosa flotando delicadamente a su lado. Yo seguía de rodillas en el suelo, con las manos sobre los brazos de Brand, inmóvil y con la cabeza girada, viendo como avanzaba aquel desconocido. Se acercó lo suficiente para que la luz que lo acompañaba le alumbrase la parte derecha de la cara y fuese reconocible. Tenía el pelo largo y oscuro y la mayoría para atrás, salvo varios mechones que le caía sobre la cara. Se mantenía tan rígido e inmóvil que parecía irreal. También pude ver que tenía puestas unas gafas de sol. Pensé que eran imaginaciones mías, ¿quién lleva gafas de sol en mitad de la noche? Pero al reflejarse la luz en ellas me di cuenta que realmente las tenía puestas. Estaba envuelto en una gabardina gris hasta los tobillos que brillaba como plata en las sombras. El viento hacía que la prenda se moviese a su merced y gran parte de su cara seguía oculta tras la gran solapa del cuello.

-¿Estás bien, chico?- preguntó con una voz seria y tranquila mientras se acercaba lentamente.- ¿Qué ha ocurrido?

En aquel momento reaccioné. Solté a Brand y me levanté lo más rápido que me permitieron mis piernas. Mientras me ponía en pie desenvainé mi espada y la sujeté con ambas manos, apuntando al desconocido con ella. Mis brazos y piernas no paraban de temblar y no podía dejar la espada quieta.

-¿Quién eres?- dije un hilo de voz.- No te acerques más.

-Ya te he dicho que soy un cazarrecompensas. Sólo quiero ayudar- me dijo, sin dejar de acercarse.

Me había alejado del tronco y estaba en una zona donde el árbol no me cubría tanto de la lluvia. Pronto empezó a mojarse más rápido la camiseta y me dio la impresión de que pesaba más de la cuenta. Las gotas de agua recorrían la hoja de mi espada y caían por la empuñadura para acabar en mis guantes. Aquel hombre no dejaba de avanzar. Apenas estaba a unos metros de mí cuando conseguí divisar algo estaño sobre su cabeza. La lluvia parecía detenerse unos centímetros por encima de él. Pero no se detenía, chocaba contra una especie de cúpula invisible. El agua bajaba por aquella barrera casi transparente hasta que, al llegar al final, empezaba a caer hacia el suelo. Cuando me quise dar cuenta ya estaba a menos de un metro de mí, y no se detenía. La luz comenzaba a deslumbrarme y tuve que entrecerrar un poco los ojos.

-¡No des un paso más!- dije estirando más los brazos e intentando dejar de temblar.- O... ¡O tendré que matarte!

Se detuvo con la punta de mi espada temblando a escasos centímetros de su cara.

-No creo que vayas a matar a nadie- dijo tranquilamente mientras levantaba su mano derecha y la colocaba, extendida, delante de mi espada.- Sólo quiero ayudar.

Apoyó la palma de su mano sobre la punta de mi arma. Unos segundos después movió rápidamente su mano hacia abajo. Mi espada empezó a pesar cada vez más, como si algo la estuviera empujando hacia el suelo. Mis brazos cedieron y acabó clavándose junto a mis pies. Se apartó un poco de mí y, sin cambiar el paso con el que se había acercado a nosotros, pasó caminando lentamente a mi lado y se acercó a Brand. Mi cuerpo no respondía y mis piernas comenzaron a temblar, aún así intenté darme la vuelta para detenerlo. Pero lo único que conseguí fue caerme de espaldas y acabar sentado en el húmedo suelo.

El  desconocido se agachó delante de Brand. Movió levemente su mano izquierda y la pequeña esfera de luz que lo acompañaba se alejó de él y se acercó a mi amigo, alumbrando su cuerpo. La sangre había llegado hasta sus pantalones, que estaban algo manchados por la parte delantera.

-Parece que sigue con vida- me dijo mientras se levantaba.- Pero si quieres que salga de esta, vas a tener que ayudarme.

-Haré lo que me digas- dije sin pensar mientras me ponía torpemente en pie.- Pero por favor, sálvale.

-Tranquilo, no debería de haber problema. Lo primero que vamos a hacer es tumbarlo y quitarle la ropa llena de sangre- mientras me hablaba se colocó a un lado de Brand y, agachándose un poco, acercó las manos a sus hombros. Pero apenas habían pasado unos segundos cuando volvió a ponerse en pie.- Antes de nada, vamos a deshacernos de esta incómoda lluvia.

Dicho esto levantó todo lo que pudo la mano derecha, con los dedos muy separados, unos segundos. De repente noté que la lluvia ya no caía sobre mí. Alcé la vista y me sorprendió ver las gotas golpear contra una especie de techo prácticamente invisible. Mientras yo estaba embobado mirando hacia arriba, el desconocido separó el cuerpo de Brand del árbol y lo tumbó sobre el suelo.

-Eh, chico. Ayúdame a quitarle la camiseta. Y cuidado con la herida.

Dejé de mirar hacia arriba y me acerqué rápidamente a mi amigo, todavía algo confuso. Le quitamos con cuidado la camiseta y le incorporé un poco, haciendo todo lo que me ordenaba. El desconocido acercó su mano derecha al abdomen de mi compañero y la dejó, con la palma extendida, a escasos centímetros de él.

-No creo que llegue a recuperar la conciencia, pero aún así sujétalo con fuerza- me advirtió.

Yo le hice caso, me coloqué detrás de Brand y lo agarré fuertemente por los brazos, con la parte superior de su espalda apoyada sobre mis piernas para mantenerlo algo incorporado. El desconocido me miró un momento, asintió y bajo la mirada hacia su mano. Un par de segundos después comenzó a moverse la zona de la herida y a brotar sangre de nuevo. Una especie de esfera cubierta de sangre salió disparada del cuerpo de Brand y se quedó flotando a escasos milímetros de la mano de aquel hombre. Durante todo ese tiempo mi compañero sólo se movió levemente cuando aquel objeto redondo salió de su herida.

-Como imaginaba, seguía con el proyectil en su interior- dijo mientas me acercaba con dos dedos aquella pequeña bola ensangrentada.

Cogí el proyectil con mi mano temblorosa y lo observé durante unos segundos hasta que me di cuenta de que el desconocido volvía a moverse. Esta vez había apoyado ambas manos, una encima de la otra, sobre la herida de Brand. Guardé la pequeña bolita en uno mis bolsillos del pantalón y volví a sujetar a Brand con fuerza, aunque este apenas se movía y casi ni respiraba.

-Puede que tarde un rato, es difícil de recordar- me dijo casi susurrando, aunque no lo entendí muy bien.

Pasaron un par de minutos durante los cuales permanecimos los tres inmóviles. Yo comenzaba a impacientarme y estuve a punto de preguntarle al desconocido qué era lo que pensaba hacer, pero parecía tan concentrado que decidí no molestarle.

Después de aquellos minutos, me pareció ver una leve sonrisa dibujada en el rostro impasible de aquel hombre. Se movió lentamente y ejerció un poco más de presión sobre la herida de Brand. Entonces una extraña y tenue luz verde brotó de debajo de sus manos. Los párpados de mi amigo se movieron débilmente hasta que por fin abrió lentamente los ojos.

Al ver al desconocido, con sus manos sobre él, Brand se intentó incorporar rápidamente, apartando los brazos de aquel hombre con una mano. Intentó alejarlo lanzándole un puñetazo pero no logró alcanzarle. En vez de eso perdió el poco equilibrio que tenía y volvió a acabar tumbado sobre el suelo. Yo, que ya había dejado de sujetarle cuando recobró el conocimiento, me había apartado y observaba aquella escena casi sin creermelo.

-Tranquilo, no voy a hacerte nada- dijo poniéndose de pie rápidamente y alejándose de Brand con las manos levantadas.- Sólo pretendía ayudar.

-¡Brand!- grité con los ojos vidriosos y una amplia sonrisa en la cara mientras me acercaba corriendo hacia él.- ¡Estás vivo!

-¿Quién es?- me preguntó mi compañero un poco desorientado mientras volvía a intentar incorporarse, dejando escapar una ligera mueca de dolor.

-Dice que es un cazarrecompensas- le respondí mientras le ayudaba a incorporarse.- Él es el que te ha salvado.

-Me llamo Thixer. Cazarrecompensas de segunda clase- dijo mientras inclinaba levemente la cabeza a modo de saludo.

-Oh, entonces creo que le debo una disculpa- dijo Brand avergonzado mientras se acercaba a él con la mano derecha sobre su barriga. Cuando estuvo lo suficientemente cerca alargó su mano.- Me llamo Brand, gracias.

Cuando apartó la mano de su cuerpo, me quedé igual de sorprendido que mi amigo al comprobar que no había ni rastro de la herida. Solamente una tenue cicatriz blanquecina.

-Eso... Eso es imposible- dije pálido.- Hace unos minutos no dejaba de sangrar. Y... Y ahora no tiene ni rastro de la herida.

-Tim tiene razón. Pensé que simplemente habíais detenido la hemorragia, porque todavía noto unas ligeras punzadas...- comenzó a decir mi amigo mientras intercambiaba miradas llenas de asombro entre su abdomen y el cazarrecompensas.- Pero de ahí a que esté totalmente sanada y cicatrizada... Ninguna medicina es capaz de lograr eso en tan poco tiempo.

Thixer comenzó a andar lentamente, pasando a nuestro lado, hasta que llegó al árbol que teníamos detrás. No dijo nada hasta que se sentó en el suelo, con la espalda apoyada en el tronco, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.

-En realidad, Brand, sí que hay medicinas que pueden lograr eso- respondió por fin, mientras se frotaba lentamente el cuello con una mano.- Hay una planta que sólo crece a gran altitud, en las montañas del norte. Si preparas un ungüento con sus hojas, añadiéndole cierto licor sureño, podrás...

-Pero no había ningún ungüento, lo vi con mis propios ojos. Tenía las manos vacías- interrumpí.

Abrió la boca con intención de decir algo pero quedó en un ligero suspiro. Estuvo poco menos de un minuto mirando al suelo hasta que por fin levantó la mirada y comenzó a hablar.

-Eso es algo que, alguien como vosotros, no deberíais saber. Es difícil de explicar y también de entender, y, sinceramente, no me corresponde a mí hablaros sobre ello- dijo mientras alternaba miradas entre Brand y yo, moviendo levemente su cabeza.- Os agradecería que no me preguntaseis nada acerca de lo que veáis a lo largo de esta noche.

Dicho esto volvió a ponerse en pie y se nos acercó, era un poco más bajo que Brand pero aún así me pareció bastante alto. Y fue entonces cuando pude fijarme mejor en él.

Su pelo hacia atrás le llegaba más allá de sus hombros y aquella sensación de rigidez que noté la primera vez que le vi se acentuó. No lo tenía liso completamente, algunos mechones brotaban hacia abajo como cuchillos. Sus gafas de sol no eran muy grandes y se limitaban a ocultar sus ojos, pero eran de un negro tan profundo que, con tan escasa luz, me fue imposible ver más allá de ellas, y eso me molestaba. Su gabardina plateada parecía quedarle bastante grande y un par de botones metálicos la cerraban a la altura de su pecho, dejando la parte derecha fija sobre la izquierda. Pero conforme iba bajando, esta se iba abriendo. Las grandes solapas del cuello habían dejado de revolotear a merced del viento y caían sobre su pecho dejando ver la parte superior de la prenda oscura que llevaba debajo.

Una gran cinta de cuero marrón le cruzaba el cuerpo, aparecía por el hombro derecho y se perdía de vista un poco por encima de su cintura izquierda. Entonces caí en que le había estado dando vueltas a algo desde que aquel desconocido pasó a mi lado. Algo que me había llamado la atención y que, en otras circunstancias, me habría fijado más detenidamente y mucho antes.

Cuando paso a nuestro lado, antes de girarse para sentarse en el suelo, vi lo que llevaba a la espalda. Conseguí ver brevemente que tenía atado a aquella cinta un gran libro que descansaba sobre su espalda, inmóvil. Me pareció extraño, pero estaba tan conmocionado con los hechos ocurridos minutos antes que mi curiosidad pasó a segundo plano.

-Creo que no hemos tenido la ocasión de presentarnos como es debido- dijo cuando estaba delante de mí, mientras extendía su mano derecha.- Tú eras...

-Tim. Soy Tim- le dije estrechándole la mano.

Tras el primer contacto, noté que apretaba ligeramente mi mano. Aunque yo no estaba acostumbrado a saludar de aquella manera, me dio la sensación de que lo estaba haciendo con demasiada fuerza. Y él pareció darse cuenta también, pues aflojó un poco. Aún así, se limitó a mirar fijamente mi mano derecha mientras la sacudía levemente.

Estuvimos cerca de un minuto dándonos la mano. Yo no quería retirarla bruscamente para no parecer maleducado. Para cuando empecé a impacientarme, Thixer reaccionó y entonces levantó la mirada y me soltó la mano.

-Bueno... Creo que lo más recomendable es que pasemos aquí la noche- nos dijo mientras pasaba entre nosotros. Se paró a escasos metros, mirando los árboles y la oscuridad que había tras ellos.- A no ser que tengáis pensado marcharos. En mitad de la noche. En vuestro estado actual.

Tras escuchar eso, una sensación de angustia comenzó a crecer en mi interior. Urmont, el trabajo, los Espinas de las Arenas, aquel chaval del camino. Me di cuenta de que llevábamos varias horas sin ponernos en contacto con el resto.

Después de que hirieran a Brand, había apartado de mi cabeza toda responsabilidad y, desde que apareció aquel misterioso cazarrecompensas, mi mente se había sumergido en un mundo completamente irreal. Aquellos minutos previos a la recuperación de mi amigo me habían parecido eternos, como si el tiempo fluyera más despacio. La voz de aquel hombre, el sonido de la lluvia golpeando el suelo, el ruido de aquellos tenebrosos árboles meciéndose por el viento. Todo resonaba en mi cabeza, como un eco continuo. Los oídos no dejaban de zumbarme y apenas conseguía mantenerme en pie.

Pero todo volvió a la normalidad cuando Brand abrió los ojos. O casi todo. Aunque mis sentidos se hubiesen recuperado, los hechos ocurridos después de que mi amigo se curara se presentaban algo confusos. Incluso a día de hoy se me hace difícil decir con certeza lo que ocurrió aquella noche desde que aquel extraño apareció.

Brand me lanzó una mirada de profunda preocupación al escuchar a Thixer.

-Sí, lo sé. Voy a intentarlo de nuevo- dije antes de que él dijera nada. Brand había recordado lo mismo que yo.

Sin mediar más palabra, encendí mi ordenador y comencé a intentar establecer conexión con Urmont. Fue un alivio comprobar que no se había dañado por la lluvia, al igual que mis preciados auriculares. Después de intentarlo varias veces sin éxito, conseguí conectarme a nuestro canal de radio. Vins respondió. Bueno, o lo intentó.

-Tim... ¿Eres tú? ¿Hola?- su voz sonaba distorsionada y entrecortada. Después de decir eso, perdimos la conexión de nuevo.

Empecé a ponerme nervioso. Andaba en círculos, con el brazo en alto, para ver si conseguía mejorar la conexión, pero fue inútil. Mientras intentaba desesperadamente solucionar el problema de la señal de radio, escuchaba de fondo a Brand y a Thixer hablando. Pero no les presté atención, estaba demasiado concentrado en conseguir contactar de nuevo, mientras maldecía la mala señal que tenía.

Cuando estaba empezando a hacerme a la idea de que no iba a volver a conseguir establecer conexión, un extraño mensaje apareció en la pantalla. Aquella pequeña ventana rezaba: “Imposible establecer contacto por radio. Comuniquémonos por escrito. Para mensajes de texto no necesitas tan buena conexión. Necesitamos saber vuestra situación actual.”

Me paré en seco y miré la pantalla durante unos instantes, leyendo detenidamente una y otra vez aquel mensaje. Después de comprender la situación, cerré aquella ventana y comencé a investigar el programa del comunicador. En pocos segundos ya había encontrado un pequeño símbolo, una especie de sobre abierto. Entré en mi registro de mensajes, donde estaba el mensaje de Vins y comencé a responderle.

Decidí no explicar demasiado, no quería perder la poca señal que tenía. Después de seleccionar “Enviar” mantuve el brazo en alto, como si eso fuera a influir. Pero lo importante es que en aquel momento yo tenía la certeza de que ayudaba. Y finalmente conseguí enviar mi mensaje.

“Estamos en el bosque, sanos y salvos. Está con nosotros un cazarrecompensas, es de fiar.”

-¿Lo has conseguido?- me preguntó casi susurrando Brand, que miraba lo que estaba haciendo por encima de mi hombro.

No me lo esperaba y, como aún seguía en tensión por el tema de la señal, me sobresalté y me faltó poco para perder el equilibrio al alejarme de él.

-No me des esos sustos- dije, todavía respirando entrecortadamente. Respiré hondo, solté todo el aire de golpe y sonreí abiertamente mientras levantaba mi mano derecha con el pulgar extendido.- Me he puesto en contacto con ellos. Les he dicho que estamos bien.

-¿De verdad? Al fin una buena noticia…-dijo mientras se frotaba la cara con una mano.- ¿Te han dicho dónde están o si tenemos que hacer algo en especial?

-No… Todavía no ha respondido mi mensaje. En cuanto lo reciba te aviso.

Dicho esto, me acerqué al árbol más cercano y me senté en el suelo, con la espalda apoyada en el tronco. Apenas pasaron unos cinco minutos cuando un nuevo mensaje apareció en la pantalla: “Vamos a Lanins con cuatro bandidos. Por la mañana saldremos a por vosotros. Estad atentos del camino.” Al leerlo, expulsé mediante un profundo suspiro toda la tensión y angustia que había estado acumulando minutos atrás.

En cuanto recibí el mensaje, le respondí diciendo que estábamos conformes y me dirigí hacia donde estaba Brand.

-Habrá que pasar la noche aquí- le dije encogiéndome de hombros.- Urmont y los otros se dirigen hacia Lanins. Hasta que amanezca no saldrán a por nosotros.

-¡A Lanins! ¿Y qué se les ha perdido allí?- preguntó exaltado Brand.

-Llevan a cuatro prisioneros, supongo que cuando los entreguen saldrán a por nosotros- dije intentando calmarlo.

Brand se acercó un poco inquieto, teniendo en cuenta su natural inexpresividad. Me cogió del brazo y nos alejamos un poco de donde estaba Thixer, que en ese momento se encontraba recogiendo algunas ramas que encontraba por el suelo.

-¿Y piensas quedarte a pasar la noche con él?- me dijo mientras señalaba al cazarrecompensas haciendo un gesto disimulado con la cabeza.

-Sí, ¿qué hay de malo?- le respondí extrañado.

-Eso mismo me pregunto yo. ¿Qué hay de malo?- dijo en alto Thixer mientras seguía recogiendo ramas.

Brand y yo nos miramos algo desconcertados y permanecimos callados sin sabe qué decir. Era prácticamente imposible que nos hubiera escuchado a la distancia a la que estaba de nosotros.

-Yo pienso que no hay nada de malo. Al fin y al cabo, conmigo es como más seguros podríais pasar la noche en este bosque.- dijo mientras se nos acercaba, sosteniendo con ambos brazos un montón no muy grande de ramas.- Y me sorprende que todavía sigáis sin confiar en mí.

Dicho esto, dejó caer la madera que llevaba al suelo y se arrodilló junto a ella. Hizo un pequeño surco con una rama y comenzó a apilar los palos dentro del mismo.

-Brand, tiene razón. Él es el que nos ha ayudado, creo que lo mínimo que podríamos hacer es confiar en él- le dije mientras me acercaba a mi espada, que seguía clavada en el suelo. La conseguí desclavar sin mucho esfuerzo y, tras sacudirla una vez con firmeza, la envainé mientras me daba la vuelta.- Thixer, vamos a pasar aquí la noche.